martes, 23 de febrero de 2010

Aceptación

de Carlos Díaz

Sabes, me encanta ese brillo que hay en esos hermosos ojos aceitunados que tienes. Me fascinan esa sonrisa y esos labios que deslumbran, que roban, que matan.
Se te ve magnífica, preciosa y a leguas veo que la pasión te tiene la piel llena de caricias.
Puedo ver en tu rostro como la ilusión del amor y las promesas del mismo, te tienen con el corazón alegre.
Puedo ver que estas perdidamente enamorada.
Lástima que jamás te sentiste así conmigo

viernes, 12 de febrero de 2010

La clavadista

de Lucía Yépez Villafuerte

Todos los días por la tarde, frente a la ventana de mi recámara, me desnudo. Siempre, a esa hora, pasa un hombre con ojos de mar que voltea a verme, yo entonces subo al alféizar de la ventana alineo mis pies en la orilla, alzo los brazos y me lanzo con fuerza al vacío. Mi cuerpo se enreda y desenreda sobre sí mismo y penetra recto como una daga, abriéndose espacio entre las olas que salvajes se estrellan en esas pupilas, en el azul de esos ojos que me miran.

Talentoso

de Carolina Fernández

El tipo era raro. Morocho, con rastas hasta la cintura, mirada penetrante y una paciencia china que se traslucía en la suavidad con que manipulaba la pala. Parecía tener habilidad, y no fui la única que lo notó. Al cabo de unos instantes, un grupo observaba la construcción de aquel castillo de arena que parecía prometedor.
- Gótico - me susurró la mujer de malla blanca que estaba a mi lado
-¿Qué?
- Que es un castillo, Gótico. Soy historiadora
- Puede ser- medio que no me simpatizó mucho la intromisión del hombre alto con sombrerito de paja – Pero no responde al hieratismo geométrico de la figura escultórica de ese periodo.
-¿Qué dice?- preguntó la de malla blanca
- Que soy arquitecto y la base constructora se aleja del castillo medieval
- No es un castillo – aportó un petiso, que miraba fijo los movimientos del morocho- Para mí, es un edificio.Lo miraron como si fuese un bicho raro, y ni siquiera prestaron atención a sus palabras.
- No tiene torres- siguió el petiso
- Es claro que induce una percepción atemporal y simbólico dejando paso al progresivo naturalismo, característico de la época gótica- remató la de malla blanca
- Ni puente movedizo
- La forma de capitel define el estilo renacentista …- determinó el alto de sombrero

“¿De qué demonios hablan” pensé, sin entender una sola palabra. Quise meter bocado, pero terminamos envueltos en una acalorada confusión. Viendo que resultaba imposible llegar a entendernos, dimos media vuelta y nos dispersamos.El morocho con rastas, hizo los últimos retoques, acomodó la gorra recaudadora y colocó frente a su obra un cartelito señalador : “Torre de Babel”, decía.
Era muy bueno.

Cierto concierto

de Hobein el joven

Son unos ochenta músicos en la orquesta y veinte de ellos, mujeres. Pero solo tengo ojos para ella, ¡si acaso supiera que he cambiado mi abono para ver mejor sus piernas y oír mejor su violonchelo entre los ocho que forman hoy el elenco!.
Los hombres apoyan su instrumento en un ángulo inclinado, como si sentaran en su rodilla izquierda una lolita impertinente y tierna. Ella lo sostiene casi vertical, entre sus piernas desnudas, abrazándolo, inmovilizándolo, con los muslos. Las volines y violas de la orquesta suelen vestir con sus pantalones negros, de moderna etiqueta. Ella, violonchelo solista, siempre viste falda y abre el compás de sus piernas con generosidad. He necesitado dos temporadas para poder asegurar que, sin duda alguna, no lleva bragas. ¡Cuántas veces he soñado ser esa madera, barniz rojo, y ser envuelto por sus piernas! ¡Hasta he creído sentir la dulce presión en mis omoplatos del punzón de ébano, como el diapasón, de sus pezones!
Toca exhalando su desorden interno, su calor, su furor y así marca la raya sinuosa, de claroscuros de la pieza de La primera noche de Valpurgis de Felix Mendelssohn. Y mi excitación va en aumento, aunque eso debería ser ya algo familiar. Su mano maneja mi arco, de madera de Brasil, con inusitada furia, estamos en un allegro con fuoco, frotando las venas de Mongolia de mi prepucio sobre mi nervatura de titanio y haciéndome gemir. Alguien chista a mi lado. Apoya su dedo meñique, delicadamente, en mi glande. La obertura termina en este momento y ya suena el coro de los druidas (...)
CONCURSO NOVIEMBRE



Primer premio:

LA HUÍDADrama (autobiográfico)de LUNA74

No me dió tiempo de hacer maletas, ni de pensar qué sería de mí después. Tan sólo recuerdo que salí huyendo de allí para no morir en el intento. Caminé por sitios andrajosos y llenos de espinas pero, cuando estaba exahusta, pude encontrar un camino lleno de flores, de vida, y al fondo el mundo que me esperaba con todas las luces prendidas. Fue entonces cuando pude darme cuenta de que mis pies descalzos, pese al frío, ya no me dolían


Segundo premio:

Hamelín Fantasía de Holbein el Joven

La flautista de Hamelín encabeza descalza una muchedumbre de flores dispuesta a acabar con una ciudad hipócrita y su sodomía de poder y ambición