martes, 29 de septiembre de 2009

TRUDI

de Guillermo Iglesias

Como todas las mañanas la mujer entró a la panadería del barrio casi como quién entra a una dependencia de su propio hogar. Hacía años que compraba en "La Mabel". Ese itinerario de pocos metros desde su casa hasta el local era parte de un hábito que ya ni siquiera registraba. Sin embargo, esa mañana, el corto trayecto parecía haber exaltado su ánimo, como si el otoño recién nacido se prodigara en revelaciones y promesas. No supo de milagros. Salvo esa tibieza ya casi olvidada alentando sus manos y su vientre, el saludo familiar de los vecinos, la gozosa fragancia del pan recién horneado.Permaneció en silencio, haciendo planes hasta que llegó su turno.Mabel, al otro lado del mostrador, tuvo que repetir la pregunta:
-¿Un cuarto, Doña Trudi?
-No, un cuarto no -Doña Trudi sonrió- Voy a llevar un kilo - anunció con una nota de desafío -Hoy vienen los hijos.
Mabel vaciló un instante y enseguida agregó al platillo varias piezas de pan.Un vecino anciano y dos mujeres aguardaban en silencio.
-Tostadito, por favorEl anciano bajó la cabeza.Doña Trudi guardó el vuelto y se apartó del mostrador con la bolsa rebosante-Hasta mañana -dijo.
La saludaron al unísono.Traspuso la puerta y miró el cielo. Ni una nube.Cruzó la calle. Una brisa ligera le agitó el pañuelo blanco.

1 comentario:

  1. Es un relato intrigante,sencillo en su formato,talvez cotidiano pero ese pañuelo blanco en la cabeza de ella me sugirió que podía ser una madre de plaza de mayo a quien le arrebataron sus hijos,una madre de hijos desaparecidos,y si ese es el final entonces el relato toma vuelo de halcón,sorprendente

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