martes, 29 de septiembre de 2009

TRUDI

de Guillermo Iglesias

Como todas las mañanas la mujer entró a la panadería del barrio casi como quién entra a una dependencia de su propio hogar. Hacía años que compraba en "La Mabel". Ese itinerario de pocos metros desde su casa hasta el local era parte de un hábito que ya ni siquiera registraba. Sin embargo, esa mañana, el corto trayecto parecía haber exaltado su ánimo, como si el otoño recién nacido se prodigara en revelaciones y promesas. No supo de milagros. Salvo esa tibieza ya casi olvidada alentando sus manos y su vientre, el saludo familiar de los vecinos, la gozosa fragancia del pan recién horneado.Permaneció en silencio, haciendo planes hasta que llegó su turno.Mabel, al otro lado del mostrador, tuvo que repetir la pregunta:
-¿Un cuarto, Doña Trudi?
-No, un cuarto no -Doña Trudi sonrió- Voy a llevar un kilo - anunció con una nota de desafío -Hoy vienen los hijos.
Mabel vaciló un instante y enseguida agregó al platillo varias piezas de pan.Un vecino anciano y dos mujeres aguardaban en silencio.
-Tostadito, por favorEl anciano bajó la cabeza.Doña Trudi guardó el vuelto y se apartó del mostrador con la bolsa rebosante-Hasta mañana -dijo.
La saludaron al unísono.Traspuso la puerta y miró el cielo. Ni una nube.Cruzó la calle. Una brisa ligera le agitó el pañuelo blanco.

sábado, 26 de septiembre de 2009

DEMOLICIÓN

de Guillermo Iglesias

Atardecía. La cuadrilla de demolición se obstinaba en la única parte de la casa que aún permanecía en pie. El capataz miro la hora. No entiendo, dijo, parece que los balcones son eternos, acá en Verona.

jueves, 24 de septiembre de 2009

LA HIGUERA

de Claudia Sánchez

Apenas había acabado su plato de fideos de los almuerzos domingueros cuando tuvo una sensación rara.Pidió permiso y se levantó de la mesa. Mientras se iba para el fondo, repasó mentalmente todo. Se levantó como siempre, desayunó, se vistió y al rato pasó a buscarla el tío con los primos para ir a dar una vuelta a alguna plaza.Nunca iban al mismo lugar. Ese domingo fueron a otro parque abandonado. Siempre jugaban al doctor. Siempre había un lugar lo bastante oculto como para hacer de consultorio privado. Y a ella siempre le tenían que poner una inyección en la cola para que se curara. No le gustaba jugar al doctor. No le gustaba tener que bajarse la bombacha siempre. Pero todos pasaban por el consultorio, aunque con ella siempre tardaba más. Menos mal que las inyecciones no dolían -iba pensando- y algunas veces, hasta se iban todos a una calesita después.Pero esta vez se sentía incómoda.Llegó al fondo y detrás de la higuera se bajó la bombacha. Estaba mojada, como de un líquido blanco, pegajoso. Sintió miedo. No podía ser bueno eso… por algo le prohibía contárselo a nadie, a riesgo de que le cortaran la cabeza. Tenía que callarse, como siempre. Pero ahora tenía miedo, lo sentía en el estómago.Se arrodilló junto a la higuera y comenzó a rezar: Padre nuestro que estás en el cielo…

martes, 8 de septiembre de 2009

CONCURSO AGOSTO


DamasArt copyright.

Primer Premio:
CREPÚSCULO de Gus Suarez

Por un instante, se cansó de cuidar sus diamantes, aquellos que un grupo de Liverpool había puesto en el cielo a sus pies y en ese preciso momento, Lucy, decidió dejar el que hasta hoy había sido algo más que su hogar. Así, como por arte de magia, sintió a Slowhand Clapton hacer honor a su nombre y bajo su mano lenta y protectora comenzó su paseo a través de las nubes.Su fantasía se hizo real y al mismo tiempo, le venían, entre flashes y destellos, recuerdos de su infancia. Recuerdos buenos y malos. Buenos como las flores anaranjadas del jardín de sus padres y malos como los murciélagos que tanto pánico le causaban…En su paseo oyó a lo lejos, ruidos, de lo que parecía ser una melodía, pero no acertaba a distinguir si eran los Zepp cantando su escalera al cielo o la voz de Scott con su autopista al infierno, sin embargo, toda su niñez y todo su mundo se vino abajo como un castillo de naipes en un huracán, al averiguar que eran unos calvos y cadavéricos, G´ N ´ R ´ repitiendo una y otra vez, llamando a las puertas del cielo, del ya por entonces, viejo Zimmerman.Sin tiempo de recuperarse de este golpe bajo, Lucy vio como su eterna juventud se marchitaba a la velocidad de la luz y en el crepúsculo de su inocencia comprobó que en toda su vida no había hecho nada. Desnuda y desconsolada lloró amargamente


Segundo Premio:

CONFUSIÓN de Claudia Sánchez

Días después de que el forense publicara la fotografía de Damasart, comenzaron a llegar cientos de cartas pidiendo milagros. Analizado el tema, hubo que emitir una aclaración. La aureola que se adivina sobre la cabeza de la mujer no es la de una santa; es la marca de un vaso sobre la foto antes de escanear. Y no tenemos Photoshop.